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Vademecum De Emociones: El Interés

El interés es la emoción más presente en el funcionamiento cotidiano del ser humano. En el caso de que la persona tenga cubiertas todas las necesidades básicas, como por ejemplo el hambre, y esté liberada de emocionales fuertes como la ira, en su conciencia suele estar presente algún nivel de interés. A nivel neurológico, el interés provoca un ligero aumento en la tasa de descarga neuronal. Los pensamientos (como la motivación por conseguir objetivos o aprender algo nuevo), los acontecimientos ambientales (como pueden ser las novedades, los cambios, los retos) y los actos de descubrimiento inician un incremento de la actividad neuronal y activan el interés.

Debido a su presencia habitual, los aumentos y disminuciones en el nivel de interés suelen implicar el cambio del centro de interés, dirigido de un determinado acontecimiento, pensamiento o acción a otro. Por decirlo de alguna manera, no es que se pierda el interés, sino que se está reubicando hacia otro acontecimiento u objeto.

Como norma general, el interés estimula las conductas de exploración, tanto ambientales como epistemológicas. Dado que vivimos en un mundo en el que el cambio y las novedades son constantes, la emoción del interés es estrictamente necesaria para el progreso. En este sentido, el cambio estimula el interés y despierta la curiosidad, lo cual motiva a la persona a descubrir, explorar, investigar y manipular el ambiente. Por ello, el interés está en la base de nuestro deseo de ser creativos, de aprender y desarrollar nuestras competencias y habilidades.

La curiosidad, conducta que compartimos con tantos animales y muy en particular con los primates, está fundamentada en el interés que nos despiertan las cosas. Sin curiosidad, no habría investigación científica, arte, literatura, mundo por explorar, prensa por leer, ni páginas web en las que navegar.

Por el contrario, cuando esta emoción es excesiva pueden generarse situaciones patológicas: adicciones de tipo no tóxico, como la adicción al juego, al trabajo, a las redes sociales, etc., forman parte de un cuadro en el que el interés cumple una función que va más allá de la función natural descrita.

Finalmente, la falta de interés conduce al aburrimiento, situación que tiende a soportarse muy mal, por ello es coherente la importancia, no siempre suficientemente valorada, que tiene la emoción del interés en nuestras vidas.

 

 

Referencias:

Redorta, J., Obiols, M., Bisquerra, R. Emoción y conflicto. Aprenda a manejar las emociones. Paidós, 2006.

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